Un valioso encuentro para conocer los secretos que esconde Valparaíso y la importancia de preservar esa historia que permanece invisibilizada pero que está presente en nuestra ciudad fue el encuentro “Hallazgos Arqueológicos en la Plaza O´Higgins” que organizó el Fondo de Investigación y Documentación de Música Tradicional Chilena Margot Loyola Palacios que alberga nuestra Casa de Estudios.
El encuentro se transmitió en vivo por el canal de You Tube CulturaPUCV y tuvo como invitados a Alexis Antinao, encargado regional de la Subdirección de Pueblos Originarios de la Región de Valparaíso del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural; Marianela Jopia, presidenta de la Asociación Diaguita Paziokas de Valparaíso; Charles Garceau, arqueólogo que trabajó en el sitio Plaza O’Higgins; y Gabriela Carmona arqueóloga del Museo de Historia Natural de Valparaíso.
La actividad fue moderada por la encargada del Fondo Margot Loyola PUCV, María Eugenia Cisternas, quien recordó que el descubrimiento de los restos se produjo a principios de 2017, en medio de la construcción de los estacionamientos subterráneos de la Plaza O´Higgins de Valparaíso, cuyas obras tuvieron que suspenderse a raíz de este hallazgo.
“En el lugar se encontraron cinco cuerpos pre hispánicos que aparecieron junto a unas vasijas de diseño Aconcagua-Diaguita. Se trataría de una aldea Aconcagua del periodo de dominación Inca. La cultura Aconcagua habitó la zona central de Chile entre el río Aconcagua al norte y el río Cachapoal al sur. No se sabe mucho sobre los orígenes de esta cultura, presenta muy pocos elementos de continuidad con sus predecesores, los pueblos Bato y Llolleo. No se ha demostrado que haya llegado de otras latitudes. Todo parece indicar que su desarrollo recibió influencias culturales de otras regiones, quizás del noroeste de Argentina o el altiplano de Bolivia, como lo sugiere el diseño de su cerámica”, añadió la experta.
Con la llegada de los Incas en el siglo XV, las poblaciones aconcaguas adoptaron muchos elementos culturales tanto incaicos como de los diaguitas, que tuvieron su asiento más en el norte.
UNA HISTORIA QUE ESTABA SEPULTADA
Al respecto, el arqueólogo Charles Garceau que trabajó en el lugar y lideró las labores de rescate y preservación de estas piezas y osamentas recordó que “durante el siglo XX, la Plaza o´Higgins era conocida como un lugar de paseo y con el tiempo se fue olvidando lo que existió bajo ella. La plaza se constituyó después del terremoto de 1906. El Almendral quedó completamente destruido y cambió de manera radical. Se ensancharon las calles, Pedro Montt era una calle vía y quedó sepultada luego del terremoto. Los porteños se dieron cuenta que las calles angostas son peligrosas. Se percataron que las plazas son muy importantes para acoger a las personas en caso de desastres”, precisó.
Mientras se efectuaban los trabajos para realizar estacionamientos bajo la plaza O´Higgins, se encontraron vestigios de platos, vasijas y otros elementos de personas que habitaron allí a mediados del siglo XIX. Interesante fue el hallazgo de botellas de agua mineral que provenían de Alemania, una muestra más del activo comercio que existía en la ciudad por esos años.
En efecto, había construcciones donde hoy está la plaza, precisamente al lado de la Iglesia de La Merced. En la época colonial fue importante el espacio que allí ocupó la orden de los mercedarios.